Siendo San Francisco la capital mundial de Lo Gay, no podíamos dejar pasar la oportunidad de asistir a los fastos del pasado domingo. Nuestras expectativas se vieron completamente desbordadas, ridiculizadas, pisoteadas y echopolvizadas por aquel sindiós que iba más allá del anunciado desfile e inundaba la ciudad entera.
Parece mentira que en ninguna de las siguientes fotos se haya colado una persona desnuda. En mi vida (y me refiero a un cómputo total) había visto tanta gente en cueros. Bendita ingenuidad.
Siento que aquí debería incluir un chiste acerca de los prestigiosos ballets rusos y la simpatía de Putin hacia la homosexualidad.
Abajo los estereotipos! Que seas un vato loco no quita para que puedas declarar en público tus afecUN MOMENTO... ¿Qué es eso que veo al fondo de la foto?
Efectivamente, acostumbrados a lidiar con granujas de todo tipo, los patrulleros de San Francisco a veces acaban por cogerles cariño. El tipo de la imagen no se enfrentaba, pese a lo que pueda parecer, a un correctivo policial. Durante los diez minutos que miramos embobados, los agentes sirvieron agua y cariñitos al desorientado homosexual. No me van a creer, pero uno de ellos incluso le permitió dormir apoyado en sus rodillas.
En la zona de sadomasoquismo estaba terminantemente prohibido sacar fotos. Me faltan palabras para describir lo que vimos allí dentro. Nos habríamos arrancado los ojos, pero seguro que alguien lo habría encontrado excitante.
No es de extrañar que al final de la jornada nosotros mismos acabáramos replanteando nuestra identidad sexual.
Para acabar, y aunque no venga a cuento, nos fuimos a cenar a La Rosa Apestosa, un elegantísimo restaurante donde el ingrediente principal de todo plato es el ajo. A espuertas. Todavía nos dura el pestuzo.
(.)